Ir al contenido principal

Entradas

Destino

Otra vez estaba sentada allí en la misma mesa, podía sentir sus ojos en mí, ella no podía aguantar la curiosidad, le gustaba observar mi forma de barajar las cartas y de escribir. Todos los días sabía que vendría al mismo café en que yo estuviese porque aunque ambas tratábamos de evitarlo compartíamos un nexo, las cartas me lo habían dicho ya hace tanto tiempo. Ella era una escritora lo sabía porque el arcano mayor de la emperatriz la representaba y sus dedos manchados de tinta me lo confirmaban, era una creadora de mundos y yo era su contraparte la sacerdotisa. Ambas éramos escritoras de destinos, yo del de ella y ella del mío... Un mismo café y el olvido.  
Entradas recientes

Ricitos de Oro en Galicia 

Hace no mucho tiempo, existió una escritora que estaba bloqueada, el papel en blanco le causaba frustración y como su vida era muy aburrida decidió ir al campo a buscar inspiración. Ella se subió en su coche, un golf amarillo del año 99 y tomó la vía A-6 y luego la A-52, se alejo de Madrid y siguió manejando hasta que se hizo de noche, los ojos se le cerraban y antes de quedarse dormida, se desvió hacia Vilanova Dos Infantes. Media hora después su GPS no tenía señal y el coche se le apagó, el tablero mostraba la aguja del combustible en cero. —¡Me cachis en la mar, lo que me faltaba perdida y sin gasolina! — le gritó al coche. Revisó su móvil y la pantalla estaba negra. — ¡Joder! — se dijo. Metió su móvil en un bolsillo, se bajó del coche, lanzó la puerta y siguió por la misma vía hacia el pueblo de Vilanova, tenía que buscar ayuda, pero a su alrededor solo habían castaños, arbustos, hierbajos y el camino de asfalto iluminado por unas pocas farolas. Después de caminar unos cuantos...

Mi villana favorita

Señores del jurado ¿Es acaso mi culpa que algunos de mis súbditos sean traidores? Todo inicio cuando una niña asilvestrada allanó mi jardín y participó en un acto vandálico, donde tres de mis jardineros tuvieron la desfachatez de plantar un árbol de rosas blancas y pintarlo de rojo para engañarme. Como soy una alma caritativa perdoné las ofensas de la niña. Sí, es cierto que condene al dos, al cinco y al siete de picas; pero era lo justo por insubordinación, incitación al delito y formar parte del movimiento en contra de mi persona, este último es liderado por la duquesa. Continuando con los sucesos que me imputan, en el juego de croquet, varios seguidores de la duquesa se hicieron pasar por jugadores y les envié a prisión por traición. Unas horas después, la sota de corazones robó mis tartas. Como soy una persona justa lo llevé a juicio. El primer testigo fue el sombrerero loco, este resultó ser poco juicioso y se sospecha que es parte de un movimiento revolucionario...

Ventisca del Norte

Hace muchos años en tierras ya perdidas para la humanidad, una estirpe de seres inmortales poblaba la tierra. Su belleza era leyenda y sus apetitos mantenían a los oriundos del valle, lejos de la montaña. Aquel día de invierno Mino y su padre habían salido a cortar leña, tenían un pedido especial de madera que solo se conseguía en la montaña. El viento en la montaña era cada vez más fuerte y ya hacia unos minutos que las manos del joven estaban de un color similar al violeta.  —Pa-papá vamos a ca-casa— dijo Mino. —No, no po-podemos— contestó su padre.  El padre de Mino continuó avanzando hacia la montaña y él joven no se atrevía a regresar solo, ya sus huellas se habían perdido y no conocía bien el camino de vuelta. Justo cuando estaba a punto de claudicar vio que su padre se dirigía a una cabaña de madera. El padre tocó la puerta y está se abrió de par en par. Ellos entraron, encendieron el fuego y se acostaron. Una corriente helada despertó a Mino, quien corri...

Haikus

Un olor dulce  despierta la mañana  en primavera.    Susurros rosa  tapizan los caminos  ya recorridos.    Tibios suspiros emanan de los labios  en regocijo.    

Agente encubierto

Viajé a Bruselas para evitar un atentado, tenía reservado una habitación en pleno casco histórico, justo al lado de la plaza. El chico de recepción me saludo, con una sonrisa forzada, y me preguntó en qué podía ayudarme.  —Tengo una reservación, me llamó Alex Reinas— contesté.  —Muy bien Monsieur Reinas— respondió el chico. Revisó la lista y encontró la reserva.  —Lo tenemos aquí. ¿Me puede mostrar su documento de identidad?— preguntó en un tono casi mecánico. Saqué mi pasaporte y se lo tendí.  —Creo que hay una confusión, ¿Es usted el acompañante de Monsieur Reinas?— preguntó el chico con cara de circunstancia.  Caí en cuenta que cometí un error. No sabía que pasaporte le había dado, tenía que averiguar cuál era sin llamar la atención. Me sentía acalorado, las manos me temblaban, y al abrir el maletín todos mis papeles cayeron al suelo. El chico salió de detrás de la mesa a ayudarme, y vio todos mis pasaportes abiertos en la primera página, yo salía ...

La torre

Los cálidos rayos iluminan la estructura más cercana, le dan un toque celestial, y resaltan los entramados dorados de huevo de Fabergé. Los caballos blancos, con sus coloridas monturas nos invitan a formar parte de este baile silencioso, del que sólo participaremos nosotros. Una escalera nos induce a conocer los secretos que esconde este instante perdido en el tiempo. Después de dar una mágica vuelta vislumbramos la torre. Ella resalta con todas sus placas de hierro pulido, siempre tan rígida y altiva, tan distinta a los árboles que la rodean. Tantos años siendo admirada y ahora nadie parece observarla, por primera vez está sola, verdaderamente sola, tal vez sea vanidosa pero ella siempre se sintió como la estrella de la ciudad del amor, extraña los flashes de millones de personas que venían a retratarla y a conocer sus tres estaciones. El sonido del silencio aturde, sólo los pájaros parecen romperlo, son los únicos que escaparon del hechizo.